EL PRIVILEGIO DE CONOCER A CRISTO

PASAJE DE HOY:
Romanos 5:1-5 NTV 1 Por lo tanto, puesto que hemos sido justificados ante los ojos de Dios por la fe, tenemos paz con Dios debido a lo que Jesucristo nuestro Señor ha hecho por nosotros. 2 Debido a nuestra fe, Cristo nos ha llevado a este lugar de privilegio inmerecido en el que ahora nos encontramos, y esperamos con confianza y gozo compartir la gloria de Dios. 3 También podemos regocijarnos cuando nos enfrentamos a problemas y pruebas, porque sabemos que
nos ayudan a desarrollar resistencia. 4 Y la resistencia desarrolla la fuerza del carácter, y el carácter fortalece nuestra confiada esperanza de salvación. 5 Y esta esperanza no conducirá a la desilusión. Porque sabemos cuánto nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor.

Los cristianos que hemos puesto nuestra fe en Jesús tenemos derecho al privilegio de la paz con Dios, no por algo que podamos hacer para ganárnosla, sino por lo que Jesús hizo por nosotros.

Cada vez que vemos la palabra ‘por tanto’ al comienzo de un versículo (v1), debemos hacernos la pregunta: ‘¿para qué está ahí?’ Este “por tanto” se refiere al versículo final de Romanos 4.

Romanos 4:25 NTV Él fue entregado para morir a causa de nuestros pecados, y resucitó para hacernos bien ante Dios.

Estamos bien ante Dios como resultado de poner nuestra fe en Jesús, no por cualquier otra cosa que hayamos hecho.

Fe: creencia y confianza en Dios basada en evidencia pero sin prueba total.

Un día toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesús es el Señor pero sólo aquellos que pongan su fe en Él mientras estén aquí en la tierra estarán en paz con Él ese día.

La fe que tenemos ahora también nos da el privilegio desatendido de la gracia de Dios.

Gracia: La gracia de Dios generalmente se define como un favor inmerecido.

La gracia no se puede ganar; Dios lo da gratuitamente.

Confiamos en la gracia de Dios y en el puente que Él construyó para restaurar nuestra relación con Él.

Efesios 2:8-9 NTV – «Dios os salvó por su gracia cuando creísteis. Y no puedes atribuirte el mérito de esto; es un regalo de Dios. La salvación no es una recompensa por las cosas buenas que hemos hecho, por eso ninguno de nosotros puede jactarse de ello”.

A veces nos estresamos mucho por las cosas aquí en la tierra. Más bien, deberíamos esperar con alegría el hogar celestial que Dios ha preparado para nosotros.

Tenemos el privilegio de tener esperanza cuando nos topamos con problemas o presiones en esta vida, incluidos los problemas que resultan de seguir a Cristo.

Podemos tener resistencia en esta vida, incluso cuando estamos bajo presión o sintiéndonos abrumados.

Estamos equipados con el carácter piadoso necesario para superar los desafíos de la vida con victoria. Cuando respondemos de la manera correcta, es prueba de nuestro carácter cristiano.

Podemos estar seguros de que tenemos vida eterna a través de Cristo.

Estamos empoderados  con el don gratuito de Su Espíritu Santo, que nos permite vivir y amar como él lo hizo.